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El soplo de vida

  • Jose A. Lima
  • 8 ene 2024
  • 1 Min. de lectura
Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. (Génesis 2:7)

Cuando Dios formó al ser humano sopló en su nariz el hálito de vida. Él es el autor de la vida. Sin el poder del Creador ninguna criatura estaría viva y sin él la vida no sería posible.


Todo en la tierra emana vida y es un reflejo del poder de Dios. Pequeños o grandes, jóvenes o con edad avanzada, todos somos prueba del amor de Dios. Todo lo que tiene vida en la naturaleza alaba a Dios (Salmo 148). Nosotros debemos decidir adorarlo en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24).


¡Tú eres especial! Amado por Dios desde el vientre. ¡Alaba al Señor! ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! (Salmo 150:6a).


 
 
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